Centraremos la reflexión, dentro del proceso global de aprendizaje, en la etapa de
formación escolar.

Es un tiempo delicado, que implica y afecta a niños, padres y docentes.
¿Cómo vinculamos la renuncia y la espera?

Se trata de renunciar al placer inmediato para utilizar la energía en nuevos desafíos.
No se trata de reprimir, sino de invertir y de esperar.
¿A qué nos referimos?

Cada paso de este camino imprime huellas en un modo de resolver, priorizar, elegir y
resolver.

Una autoría en las formas de asimilar, de ir integrando los nuevos conocimientos,
aplicándolos y compartiéndolos.

Es importante destacar el valor del lugar de todos nosotros como adultos en el
acompañamiento de los niños, nuestra búsqueda en dar cada día una palabra, un gesto, un
juego.

De modo que integren la importancia de la persistencia, no del apuro en llegar, sino en la
creación de nuestro modo personal de aprender.

Esa persistencia, organizada y flexible, facilita la organización interna de los niños.
Condición necesaria como productora de pensamiento.

Cada uno de nosotros con su estilo y su ritmo, con altos y con bajos, sosteniéndose en la
ruta.

Así se irán dando lugar, estimulando, las condiciones necesarias, arriesgando lo posible.