Estar y tener, dos verbos para detenernos.
¿Conjugar el verbo amar es compatible con el verbo tener?
El verbo amar implica la espera en palabras y el silencio en acción. Late, es dinámico y se
asocia a transformación.


El verbo tener puede llevarnos a la ilusión de poseer, de haber “llegado”.
La pareja es vínculo, inaugura un “entre”, como espacio que será habitado, tejido y cultivado
por los viajeros que se aventuran a remar juntos , no entreverados.
Ni estar ni tener, la imagen se asocia más a movimiento y preguntas, que a respuestas y
garantías.


El amor es acción, es tiempo.
Dice de nosotros, de cada uno, de nuestro modo de estar dispuestos a dicho desafío.
El de conocer y darnos a conocer.


Más allá de la pasión y del impacto de la ilusión, es el riesgo del encuentro.
De la atracción y las coincidencias que nos acercan, ¿puede llegar el amor?
Puede que sí, puede que no.
¿De qué depende?


Nada está asegurado de antemano, sólo podemos saber si damos el paso hacia el mundo.
La búsqueda de garantías puede alejarnos de la posibilidad de un encuentro, de la práctica
de amar.


Quedar retenidos y cerrados en las marcas.
La decepción en el amor es inevitable, que no nos detenga, que no nos lleve a
generalizaciones que nos aíslan.
Sigamos andando


-El amor y la seguridad no son sinónimos.
Tampoco lo son el amor y un vínculo amoroso.
¿De qué estamos hablando?

A una relación de pareja se puede llegar porque representa la idea que podemos haber
construido sobre la seguridad o estar acompañados, o cuidados.
La idea de que estar en pareja es un estado feliz. Y no estar en pareja es sinónimo de
soledad. De falta o de fracaso.
¡Cuidado!


Cuestionemos las frases repetidas que nos colocan en posturas cerradas, en supuestos
generales. El consuelo de las generalidades sólo nos conduce a mayor confusión y
exigencia.


La vida da trabajo, cada construcción vincular, como la pareja, lo exige.
Pero no garantiza ni supone la felicidad como un éxito logrado, sino como una posibilidad a
trabajar sin promesas por anticipado.
El amor incluye la incertidumbre, el tiempo y las diferencias.
No nos asegura y además nos implica.
No es cómodo ni predecible.


En nuestra humanidad, por heridas o las necesidades no satisfechas como esperábamos en
el camino de nuestra historia, podemos aspirar a que la pareja lo compense y lo repare.
Lo cual es delicado, puede de antemano suponer que lo nuevo se hace cargo de lo pasado.
¿Podemos pedirle a alguien que se encargue de trabajar en lo que es nuestro?
Sería hipotecar el presente de una relación posible a cuenta de lo que sólo es de nuestra
propiedad.