La espera a que todas las condiciones estén dadas para iniciar el camino, suele dejarnos en

el inicio.

En muchas ocasiones con la sensación de estar inhibidos en nuestra capacidad de

continuar, de sostener los objetivos. O nos coloca en posición de observador del proceso de

los otros.

Cuando nos encontramos dando valor a cada gesto que nos acerque al objetivo, estamos

iniciando el contacto con los medios, con los instrumentos que contamos para el primer

tramo, de ese plan que decidimos iniciar.

Es importante considerar que muchas de las respuestas las iremos formulando en el

camino, en el mundo y con los otros.

Muchas de nuestras habilidades se nutren en el intercambio, no en la promovida actitud

competitiva e individual.

Dicha postura aumenta y exige un rendimiento , a veces exagerado a las particularidades

personales de cada uno de nosotros.

La libertad se expresa en detenernos a evaluar, y luego combinar, elegir y ajustar nuestro

plan de ruta.

Las generalidades nos informan, la singularidad nos guía.

El diálogo paciente con nosotros mismos implica renuncia y ajuste. Ya que el imaginario no

tiene límites, y la realidad si. Normas, códigos y acuerdos sociales.

El permanecer en la ruta de nuestros objetivos implica reconocer e integrar dichos aspectos,

cuál colores en la tela.

No renunciemos, las paradas, las prioridades en determinados momentos pueden ser

obstáculos eventuales. Cada día es un tiempo de posibilidades. Ajustar ,los planes implica

seguir haciendo, seguir creando y combinando.

Todo gran proyecto, como la vida misma, requiere de esfuerzo y trabajo, la buena noticia es

que en cada momento suma energía vital estar en el camino de realizarlo.