Textos para fomentar el diálogo, dirigido a que padres lean con sus hijos. 

Hola, ¿qué tal? ¿Cómo te llamas?

Te invito a iniciar un camino, una aventura.

Explorar por frases y pensamientos.

Serán muchas las búsquedas y, algunas, serán conquistas.

Hacernos preguntas es un hábito saludable, se aprende al repetirlo y al buscar modos nuevos de hacerlo. Así se nos hace habitual, cotidiano, de todos los días. Cómo desayunar y lavarse los dientes.

¿Tú desayunas? ¿Te lavas los dientes? ¿Despacio? ¿O tan rápido que te envían a repetir todo de nuevo?

Bueno, ¡cuántos temas tenemos para charlar! ¡Para descubrir!

Siguiendo con lo de las preguntas…

¿Te interesa el universo? Cómo ganar en el Juego? El que sea. ¿O cómo evadir comer verduras verdes? ¿O cómo lograr justicia con los primos, amigos y hermanos? ¿Cuál es la clave para saltar más alto, tener equilibrio en la bici o en la patineta?

Todos son temas importantes, tendremos que buscar un orden e ir viéndolos por separado, y a todos a la vez.

En la vida de cada día las cosas suceden juntas y no por separado, es por ese motivo que a veces nos entreveramos.

¡Qué palabra larga esa! Y qué difícil reconocer y luego enfrentar esa emoción.

Aclarar es como ordenar, en este caso no sería el dormitorio ni la mochila, sino las ideas con las emociones, en una oración que salga de nosotros hacia el mundo. Y allí está quien la va a escuchar… ¿la entenderá? ¿O la va a traducir de otro modo? Eso sucede, aun cuando hablemos el mismo idioma.

Es que cada uno de nosotros somos uno, siempre rodeado de otros, claro, y con las voces de todos en nuestro pensamiento. Pero a la hora de comunicarnos, de dialogar, es complicado escuchar. Lo cual aumenta el peso de esa palabra larga que te dije antes, ¡si! Entreverarse. Es un verbo, ¿tú qué opinas?

[CONTINÚA EN Parte 2: Entreverarse y aclararse]