Respeto profundamente a los niños, desde hace 31 años los escucho.

Agradezco, cada vez, cada oportunidad de aprendizaje con ellos.

Cada momento de sonrisas, de reflexiones, de lágrimas y de silencios.

En esta aventura de re leer y dialogar con mi experiencia, se van dando movimientos de una nueva fundación, cómo cuando jugamos y todo puede ser de otra manera.

El ser humano en desarrollo se enfrenta con múltiples tensiones y conflictos. 

El mundo de los niños es un mundo fantástico, delicado y poblado de colores y sonrisas, de promesas y muchas aventuras. Pero también de múltiples desafíos, y tendrán que Librar más de una batalla en el proceso.

El esfuerzo de convertirse en un Niño, implica trabajo. Alegrias y dolores.

Ellos necesitan, apropiarse de su nombre, de su ritmo y de sus características personales en cada espacio. Cómo hijos, hermanos, nietos, amigos y alumnos.

O sea son un proyecto en movimiento, delicados e intensos. La infancia es el inicio, es cimiento en la construccion de una persona. Cuantas situaciones de conflicto y de sufrimiento del adulto podríamos leer anticipadamente? Mi búsqueda personal y desde mi lugar de Psicòloga y coordinadora de los grupos de talleres de libre expresión, viene siendo plantearme preguntas, debatir y dialogar con ellos, escuchar y acompañar a las familias.

cómo lograr optimizar el despliegue de su ser? 

Cómo facilitar el encuentro desde la diferencia? Padres y niños? 

Teniendo en cuenta que la huella de las experiencias iniciales son las que producen el conocimiento y reconocimiento que hacemos de nuestro ser.  Desde un modo de relación al que llegamos, que nos Pre-existe.

Es cuidado el espacio y el tiempo del juego? De miradas y relatos? De acceder a la acción, a movernos para conocer y crear en cada juego un nuevo mundo? Una nueva forma de estar y e incidir en nuestro entorno? 

Hay lugar para equivocarse? Se sostiene el error como un camino hacia el aprendizaje?

Los adultos cuidan ese tiempo de ensayo y sueños? 

El juego es, antes y después de que las palabras habiten nuestros pensamientos y modo de comunicación.

Cómo dicen los niños, a veces las palabras los entreveran, o se entreveran, cuando buscan expresarse.

Que se entrevera? 

La natural búsqueda desde el deseo espontáneo, que conoce poco de fronteras y de riesgos, y las normas que regulan y nos forman como seres sociales.

Si al jugar el Niño va nombrando, comienza a hablar y del sonido pasa a la palabra.

Como dijo una niña en un grupo, se “crece de a poco”. Y en ese día a día, el entorno nos nombra, y da significado inicial a nuestros modos de reaccionar, de ser, recibimos frases que nos ubican en un lugar y de un modo en el grupo inicial de pertenencia, nuestra familia.

Es habitual que los adultos vivan con tensión e inquietud el hecho de ser los responsables en el proceso de formación y educación de los niños, para que sean parte y se hagan un lugar en el tiempo que les toca vivir, en el grupo social y con sus normas y costumbres. 

Cómo educar y dejar ser?  Para que llegue a ser que? Quien? Cuando? Cómo acompañarlo?

Cuando son los niños los que toman la palabra, piensan y reflexionan, hablan de sus posibilidades, y comparten el dolor de no siempre entender los pedidos que reciben, o cuando no se sienten escuchados en sus opiniones. Incluso sobre ellos mismos.

Siempre están dispuestos a volver a intentarlo, aún dolidos o enojados. Defienden la alegria.

Se hacen preguntas de cómo lograr hablar y moverse? Cómo esperar turno? 

Que significa portarse bien y portarse mal? Cómo “no pasarse de la raya”? Que raya?

Una cosa es “saber” las reglas, y otra cosa es “aplicarlas”.

  Entonces surge el miedo, a “portarse mal”, a qué pueda pasar después? El miedo a ser rechazado, no querido, por “no ser como los otros”.

Soy “raro”? “Loco”?

Es un proceso, a veces muy doloroso.

La búsqueda de orden, de formas y palabras, para integrar su espontánea búsqueda y asombro, placer y alegria, con el pedido de cuidado y espera. Renuncia y regulación, que ser con otros, requiere. Ellos cuestionan, y a la vez reconocen el valor de las pautas.

Un Niño dice:”No es lo mismo todo, así no funciona la Vida”

Se rebelan frente a las normas, y las defienden como necesarias. Entonces, que cuestionan? Tal vez el modo en que las decimos., la formas, los tonos…Cuando son escuchados con seriedad en sus planteos, más allá de si son o no posibles, la experiencia del respeto se replica en cómo escuchan también ellos. Que sentido tiene el pedido de los adultos? Cómo y de qué forma marcar con su propio sello el orden de un mundo ya creado? Cómo integrar en  lo ya establecido

Lo que cada uno de ellos trae cómo novedoso al tiempo que les toca vivir?

Es un desafío complejo. Cómo? Muchas veces a los niños les faltan las palabras y las miradas, las oportunidades que no solo dependen de ellos y sus búsquedas.

O sea, los niños necesitan que nosotros los adultos los cuidemos y les enseñemos la ruta, tanto como necesitan que confiemos y les demos la oportunidad de decir, hacer y transformar en sus tiempos y modos. Los de los niños.

Recordemos que cuando somos niños, solo tenemos ese tiempo, en el hoy se sintetiza el ayer y el por- venir.